Ella empezó a dar clases en el cuarto de su casa, con cuatro hijos, un hogar y miles de sueños para hornear.
Y aunque compartía con su esposo el arte de las flores y recetas, se las ingeniaba para hacer asignaciones, cumplir con decenas de entregas, decorar una boda y correr a la cocina para ayudar a su madre a preparar la cena.
Así comenzó Elena María “Helen” Serrant Torres, una de las empresarias más destacadas en la Ciudad Señorial quien desde los 16 años comprendió el valor de trabajar.
Helen es una mujer que a simple vista pareciera haber nacido con el mundo a sus pies. Pero su historia viene desde abajo.
Serrant se crió en la calle Reina de Ponce junto Monserrate Torres Alvarado, una madre soltera que trabajó durante tres décadas como operadora del cuadro telefónico en la antigua Clínica Dr. Pila, ubicada en ese entonces en la calle Marina.
“Siempre viví con la idea de conocer a mi papá, que él no muriera sin conocerme a mí y yo sin conocerlo a él. Y Dios me dio esa dicha cuando yo tenía 43 años ”, confesó la propietaria de la Academia Serrant, sobre el momento en que vio por primera vez a su padre, Patricio Serrant.
“Y cuando él llegó a conocerme me dijo ‘por qué yo no hice esto antes’. Ese momento para mí es inolvidable”, relató, como si una película pasara ante sus ojos.
Pero su espíritu emprendedor la llevó a esforzarse hasta lograr trabajar cuadrando los libros de contabilidad de la tienda Sears, mientras estudiaba Comercio en la Escuela Ponce High.
“Tenía 16 años, yo era una nena cuando llegué allí y sin embargo no me pusieron detrás de un mostrador, tampoco como cajera. Me llevaron directamente al Departamento de Contabilidad, yo llevaba los libros, era y soy bien exigente y cuando algo me salía mal lo repetía hasta que quedaban bien”, estableció.
Y laboró allí durante siete años, tiempo en el que se casó con el contador Nelson Pacheco con quien procreó cuatro hijos: Helson, Yanira, Joel y Axel.
Junto a su esposo, Helen catapultó sus habilidades como florista y repostera, cursos que tomó con su madre en el centro comunal de la primera sección de Jardines del Caribe. Y desde una habitación de su residencia se embarcaron en un proyecto de amor, apoyo y visión empresarial.
Fue allí que nació la Floristería Serrant, establecimiento que aún mantiene operaciones desde 1973. Al mismo tiempo tanto Nelson como Helen comenzaron a dar clases de repostería y floristería, mientras trabajaban afanosamente para mantener a su familia.
Mas un golpe del destino cambió el rumbo de esta pareja, ya que Helen quedó viuda a la edad de 37 años.
“Ese es el golpe más grande que he tenido en mi vida, quedarme sola con cuatro hijos y es que Nelson y yo hacíamos todo juntos. Por eso cualquier situación que surge la paso y ha sido fuerte, pero aquí estoy de pie, gracias al Señor”, dijo.
Así luchó para levantar a sus hijos al tiempo que adquirió un edificio en la calle Concordia, esquina Aurora, lugar desde donde afianzó su amor por la cátedra.
“El caminar de uno no es fácil, la gente te ve pero realmente no sabe todos los sacrificios que tuve que hacer para llegar hasta aquí”, continuó la exdirectora de la Cámara de Comercio de Ponce y Sur de Puerto Rico durante el 2001 al 2005.
Pero el sacrificio le ha generado otras satisfacciones dentro y fuera de la isla, entre las que resalta su acreditación como diseñadora floral por la American Institute of Floral Designers (AIFD), el más alto galardón en la industria del diseño floral.
Mas su vocación por la enseñanza marcó su existencia. Es por eso que se empeña en agregar carreras vocacionales que redunden en oportunidades reales para aquellos que allí estudian.
Con instalaciones en las calles Concordia, Marina y en la calle Ángel Martínez de Sabana Grande, la Academia Serrant cuenta con más de una decena de cursos que han tomado miles de personas que hoy cuentan con un empleo digno.
Allí se ofrecen cursos de: Asistente Administrativo, Barbería y Estilismo, Bartender y Mesero, Chef Profesional, Cosmetología Básica y Avanzada, Costura y Sastrería, Detective Privado, Diseño de Modas, Floristería Comercial, Fotografía Profesional, Repostería y Panadería, y Guardia de Seguridad.
Además, cuentan con el Programa de “Tool Maker”, convirtiéndose en institución pionera en el área sur para trabajar en la industria metalúrgica, precisamente con la visión de preparar trabajadores para el Puerto Las Américas.
“Nosotros también contamos con el Programa de Educación Secundaria con becas institucionales que permiten se beneficien personas de bajos recursos al obtener su diploma de cuarto año y una carrera corta en corto tiempo y así mejorar su calidad de vida a través de la educación”, apuntó la recién graduada de la Escuela de Agricultura de Adjuntas.
“Aquí hay trabajo, estamos bendecidos y hay que ganarse la vida trabajando. Y siempre busco la manera de ayudar a mis estudiantes aunque no tengan dinero para pagar, porque yo también pasé por eso y la juventud hay que ayudarla”, recalcó.
Mientras tanto, Helen Serrant se deleita creando oportunidades de capacitación laboral y asegura que no piensa retirarse.
“Todavía yo me siento con energía y le doy gracias a Dios, porque quiero seguir ayudando a mi madre que la tengo conmigo, a mis hijos, nietos y sobre todo, a mis estudiantes, porque la juventud tiene mucho talento para aportar a esta sociedad”, sonrió al compartir su vida desde la institución a la que considera su hogar.
8 de julio de 2015
Tomado del
Peiódico La Perla Sur.
Editora:
Sandra Torres Gúzman
18 de octubre del 2015